martes, febrero 13, 2007

Poema de Miguel Sabatini

Material publicado anteriormente en www.celebriedades.blogspot.com

La basura puede esperar

Quien vive acá
qué se cree, la basura es vida,
todo desperdicio que huele a carroña,
todo encer que huele a lavandina,
todo lo es aquí utilizable
digamos reutilizable
cartón, botellas, diarios, calzados,
culos de botella con vino, gaseosa,
vinagre, aceite, agua mineral.
Todo es vendible también,
El arte de vender y comprar es posible aquí,
hasta se puede hacer arte con chatarra
y venderlo, qué más, hacer una Expo.
Quien vive acá que se cree,
tiene un mundo interior intelectual y anticuerpista,
tiene un mundo exterior con detritos y otros efluvios,
emanaciones, canciones, adornos,
deco, ratas, falta de energía, leña,
punteros, pelotas, despelotes, aguaceros,
fríos, heladas, insolación del desperdicio, gas butano.
Comer basura es fácil,
pruebe a abrir su propio tacho de desperdicios
y saque ese hueso de pollo carcomido
y másquele la poca carne que le queda.
¿Qué tiene de fantástico
este acto puro y ordinario?
¿Se cree que las bacterias
están esperando ese momento?
Si tiene miedo no lo haga,
usted es un cobarde.

*

domingo, enero 28, 2007

Fotos tras la presentación que no fue

-"¿Ya que no está el libro, al menos existe el poeta?" pregunta Cristian a Anabella. Miguel sonríe, mientras el Comandante Sergio analiza la estrategia política del "incorregible".


Tamara, Anabella y Federico. El trelewense radicado en Buenos Aires apareció "de onda" y sorprendió con su libro, desconocido para muchos.

Crónica de una presentación que no fue

Cualquier cronista más o menos avezado en las lides literarias sabe que hay dos maneras para calificar de exitosa la presentación de un libro: Una es la cuantitativa, dada por la cantidad de público convocado, y la otra (más exquisita si se quiere) es por la calidad de los convocados. En ambos sentidos, la presentación de “Poema en 20 vinos” de Dante Sepúlveda en Trelew, prevista para el viernes 5 de enero, tuvo los ingredientes necesarios para el éxito: Más de medio centenar de personas y un buen número de poetas de todas partes (hasta una residente en Francia, Anabella Rosemberg; otra de Capital Federal, Tamara Florin; además del comodorense Cristian Aliaga y el local Jorge Spíndola, por solo dar algunos nombres). Todo estaba listo para el éxito, sólo faltó que llegara el poeta y su obra. Lo que sigue es la crónica de esos momentos

EL POETA NO LLEGO
Las complicaciones habían comenzado desde el vamos: “Habíamos quedado en que salíamos de Villalonga el martes y llegábamos el miércoles a la mañana, pero a Dante no se que le pasó y ahora parece que llega mañana a la mañana” dice Anabella la tarde del jueves, lo que fue confirmado minutos después –vía internet- por el poeta: “Me voy a preparar el bolso. Saludos a la gente y nos vemos mañana a la mañana”.
Con esta certeza todos respiraron un poco más tranquilos, y a la noche fue el momento de celebrar la espera con un exquisito, regado y prolongado asado en la casa de Mauricio Robles (fue tan exitosa la cena que hasta el anfitrión se dio el gusto de lanzar su candidatura por un nuevo movimiento social, pero eso será tema de otro comentario).
Aunque la mayoría se había informalmente comprometido en ir a esperarlo a la terminal, solo dos tuvieron la valentía de enfrentar el sol de la mañana tras una noche de excesos, y allá estuvieron Anabella y Jorge, bebiendo gaseosas en silencio con rostros que denotaban la falta del descanso reparador.
Finalmente llegó el colectivo, bajaron algunas personas pero el poeta no estaba entre ellas. El poeta no llegó y al cansancio se sumó el malhumor. Ajeno, el poeta realizaba un par de llamadas avisando que había perdido el ómnibus, y livianamente pedía que le cambiaran la fecha para otro día.

“A LAS 3 ESTABA EN VIEDMA”
Para la mediatarde del viernes, el malhumor había dejado paso a la desazón. Es entonces cuando Mauricio lanza la frase que con el correr de las horas se convertiría en una muletilla para justificar la ausencia: “A las 3 me llamó y dijo que estaba en Viedma, que hacía dedo y que estimaba estar a las 9 en Trelew”.
Con la proximidad de la hora prevista para la presentación (21:30) comenzaban a tejerse las más diversas hipótesis, aunque todas mantenían en mayor o menor grado la llegada como un hecho posible. Entretanto, imperturbable, Miguel Rojas acomodaba el escenario, las sillas, el sonido y la iluminación.
Medía hora después de la hora prevista, y tras el reencuentro entre amigos que tiene todo evento de esta naturaleza, Mauricio se encarga de informar al público que -el poeta esta en viaje, que ya está por llegar pero que es momento de comenzar y que porqué no empezamos con unas lecturas.

LIBRO DESCONOCIDO DE AUTOR AUSENTE
“¿Alguien tiene el libro de Dante?” preguntó con rigor periodístico el “incorregible” (según el lenguaje peligroso del gobernador) Cristian Aliaga. Las respuestas fueron variadas pero coincidentes: Que -lo leí por internet o –a mi me mandó el original listo para entrar a imprenta y otras del mismo tenor. El libro, entonces, sólo tenía un cuerpo virtual pero no físico. Incluso Anabella, quien había compartido los últimos 15 días con el poeta, no podía asegurar que el libro existiera. Sólo Tamara se animó a decir que lo había visto pero su comentario fue tomado como una forma de justificar lo injustificable, dada la amistad que lo une con Sepúlveda.
La presentación ya era una charla entre amigos hasta que, pasada la medianoche y cuando se descartaba la llegada del poeta, Miguel Rojas pronunció un lacónico “Esto ya fue” y cerró la puerta de la Galería del Encuentro.
Luego, llegaría el momento de la reunión en alguna casa y la hora de fortalecer lazos con los viejos amigos o de iniciarlos con otros nuevos. Lo de siempre tras la presentación de un libro. Sólo que esta vez se trató de un autor que no llegó con un libro que se desconocía.