domingo, enero 28, 2007

Crónica de una presentación que no fue

Cualquier cronista más o menos avezado en las lides literarias sabe que hay dos maneras para calificar de exitosa la presentación de un libro: Una es la cuantitativa, dada por la cantidad de público convocado, y la otra (más exquisita si se quiere) es por la calidad de los convocados. En ambos sentidos, la presentación de “Poema en 20 vinos” de Dante Sepúlveda en Trelew, prevista para el viernes 5 de enero, tuvo los ingredientes necesarios para el éxito: Más de medio centenar de personas y un buen número de poetas de todas partes (hasta una residente en Francia, Anabella Rosemberg; otra de Capital Federal, Tamara Florin; además del comodorense Cristian Aliaga y el local Jorge Spíndola, por solo dar algunos nombres). Todo estaba listo para el éxito, sólo faltó que llegara el poeta y su obra. Lo que sigue es la crónica de esos momentos

EL POETA NO LLEGO
Las complicaciones habían comenzado desde el vamos: “Habíamos quedado en que salíamos de Villalonga el martes y llegábamos el miércoles a la mañana, pero a Dante no se que le pasó y ahora parece que llega mañana a la mañana” dice Anabella la tarde del jueves, lo que fue confirmado minutos después –vía internet- por el poeta: “Me voy a preparar el bolso. Saludos a la gente y nos vemos mañana a la mañana”.
Con esta certeza todos respiraron un poco más tranquilos, y a la noche fue el momento de celebrar la espera con un exquisito, regado y prolongado asado en la casa de Mauricio Robles (fue tan exitosa la cena que hasta el anfitrión se dio el gusto de lanzar su candidatura por un nuevo movimiento social, pero eso será tema de otro comentario).
Aunque la mayoría se había informalmente comprometido en ir a esperarlo a la terminal, solo dos tuvieron la valentía de enfrentar el sol de la mañana tras una noche de excesos, y allá estuvieron Anabella y Jorge, bebiendo gaseosas en silencio con rostros que denotaban la falta del descanso reparador.
Finalmente llegó el colectivo, bajaron algunas personas pero el poeta no estaba entre ellas. El poeta no llegó y al cansancio se sumó el malhumor. Ajeno, el poeta realizaba un par de llamadas avisando que había perdido el ómnibus, y livianamente pedía que le cambiaran la fecha para otro día.

“A LAS 3 ESTABA EN VIEDMA”
Para la mediatarde del viernes, el malhumor había dejado paso a la desazón. Es entonces cuando Mauricio lanza la frase que con el correr de las horas se convertiría en una muletilla para justificar la ausencia: “A las 3 me llamó y dijo que estaba en Viedma, que hacía dedo y que estimaba estar a las 9 en Trelew”.
Con la proximidad de la hora prevista para la presentación (21:30) comenzaban a tejerse las más diversas hipótesis, aunque todas mantenían en mayor o menor grado la llegada como un hecho posible. Entretanto, imperturbable, Miguel Rojas acomodaba el escenario, las sillas, el sonido y la iluminación.
Medía hora después de la hora prevista, y tras el reencuentro entre amigos que tiene todo evento de esta naturaleza, Mauricio se encarga de informar al público que -el poeta esta en viaje, que ya está por llegar pero que es momento de comenzar y que porqué no empezamos con unas lecturas.

LIBRO DESCONOCIDO DE AUTOR AUSENTE
“¿Alguien tiene el libro de Dante?” preguntó con rigor periodístico el “incorregible” (según el lenguaje peligroso del gobernador) Cristian Aliaga. Las respuestas fueron variadas pero coincidentes: Que -lo leí por internet o –a mi me mandó el original listo para entrar a imprenta y otras del mismo tenor. El libro, entonces, sólo tenía un cuerpo virtual pero no físico. Incluso Anabella, quien había compartido los últimos 15 días con el poeta, no podía asegurar que el libro existiera. Sólo Tamara se animó a decir que lo había visto pero su comentario fue tomado como una forma de justificar lo injustificable, dada la amistad que lo une con Sepúlveda.
La presentación ya era una charla entre amigos hasta que, pasada la medianoche y cuando se descartaba la llegada del poeta, Miguel Rojas pronunció un lacónico “Esto ya fue” y cerró la puerta de la Galería del Encuentro.
Luego, llegaría el momento de la reunión en alguna casa y la hora de fortalecer lazos con los viejos amigos o de iniciarlos con otros nuevos. Lo de siempre tras la presentación de un libro. Sólo que esta vez se trató de un autor que no llegó con un libro que se desconocía.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

suponer que la no-presencia de dante ni la de su libro son consecuencias de un problema de transporte es cerrar los ojos a un hecho indiscutible: el poeta sepulveda ha jugado (y bien) con las mejores estrategias del marketing literario creando el no-evento perfecto (sólo le falló el público, que siempre un paso atrás en lo que se trata de vanguardias, se presentó en el local a la hora anunciada). chapeau bas, poeta... nunca mas cometeremos el mismo error... no acudiremos mas a sus no-presentaciones, de manera tal de volverlas totalmente coherentes...
de todas formas poco importa... su no-presentacion ha quedado en la historia ventosa y etílica de la literatura sureña...
lo perdona siempre
su hermAna

Anónimo dijo...

mui bello el relato casi macedoniano... pero a pesar de lo anecdotico de la sutuacion, tengo que decir "que suerte que tuve al no tener guita para ir a esa mentira... yo sabia que algo asi podia pasar. ya se que paso el tiempo en los conceptos ("pulpos de la inteligencia") atrapaban a los objetos i sub-jetos, pero creo que ya es el dia de encerrar a este ser i sus acciones en una sola palabra: PELOTUDO... bah, quizas 2, un POBRE PELOTUDO es mui reperesentativo en este caso; aunque creo que serian mejor 3 POBRE TARADO PELOTUDO...
con mucho cariño
vasco
prometo no ir nunca a una presentacion de un libro tuyo. ah, podrias presentar mi proximo libro jajajaja

Dante dijo...

Alvarito querido, estuviste a la altura de la ocasión, lo mejor era no ir.
Con gusto presentaria "Nombrando Celestes"(ese era el título, no?), el problema sería que tu novia esté de acuerdo, que dicho sea de paso casualmente se llama Celeste, ja, raro no?
Besos en la nuca, corazón