lunes, septiembre 18, 2006
RASTROS DE UNA CRONOLOGIA DÍSPERSA
Juan Pablo Añino debe tener hoy unos 40 años y andar vagando por establecimientos mentales del país.
Lo conocí hace algún tiempo en uno de los encuentros en Villalonga, una mañana de febrero, traía botas de cocodrilo, una sonrisa inmortal de verano y un equipaje abultado adornado con etiquetas de exóticos parajes, como escapado de una novela de Osvaldo Soriano.
No dejo rastros la tarde que desapareció.
Sólo una carta autoenviada en la cual se preguntaba si habría un momento en el que podría estar en un lugar mejor.
La memoria o la casualidad hicieron que encontrara su libro, que quise compartir con ustedes.
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