lunes, agosto 28, 2006
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memoria y balance
viajé trece veces en avión
infinitas veces en tren
vagones incendiados recorren la noche
a gran velocidad
anduve descalzo y con zapatos
fui vendedor y limpiavidrios
encaramado como un mono
sobre ventanales de edificios
en una ciudad de cuyo nombre
fui por la avenida filosofando con taxistas
con rabia y sed de remolinos
en el subte apretando una estampita:
nuestra señora del camino ayúdanos a recorrer el mundo
sorteando los peligros
estuve aquí y allá
y de nuevo aquí sudando
y donde sea perdí fechas
palabras rostros documentos
perdí una vez el cuerpo desbaratado por la lluvia
perdí la memoria de un día
en que el mar olía a sexo a mujer en celo
a cierto olor como una mano
estrujando los sentidos
y ahora último
una ráfaga de viento
se arrancó cuatro chapas
y el espantapájaros del fondo de la casa
qué le va a hacer
el viento arrastra con todas las cosas
las baraja las confunde
las marea en su altamar
hasta el cansancio
el viento es una licuadora del olvido
la memoria, a veces, se parece al viento
ya lo sé
yo ya sé
lo que es el amor.
yo aprendí a beber vino
cuando trabajaba
en la pampa de salamanca
al borde de la ruta 3.
aprendí a beber callado
mirando las martinetas
que se iban siguiendo la alambrada.
de vez en cuando un camión
como un incendio perforaba la tarde
y pasaba
dejando un suspiro en las retinas
de los perros.
a lo lejos había
un molino negro
el viento agitaba sus pedazos
molino deshecho
sin aspas para el vuelo
chaperío sin alas
llorando en pozo de la noche.
yo bebí borracho en las alturas
a mi no me digan nada.
perdí una camisa
buscando ovejas en la nieve
perdí los sentidos
mareado en una torre
que se alzaba como un sueño
en la chatura de la estepa/
un mirador creo que era.
y ya sé lo que es el amor
(por las noches yo dormía
en un catre adentro de una casilla)
después de apagar el alumbrado
(un lister a todo culo)
desaté los perros
y me quedé bebiendo
con los ojos mezclados con la noche
con la piel hecha un silencio
como un solo cuerpo enmudecido por la pampa.
en la pieza brillaban
por la luna
las latas de aceite supermóvil multigrado/
el viento ladraba a la ventana.
el viento es un perro desgraciado
aullando en las orejas del insomnio.
los vehículos pasaban en la ruta
con ráfagas de luz en esa pieza.
y por eso
yo ya sé lo que es el amor
yo recé borracho el padrenuestro
para que
un auto con dardos veloces pasara iluminando
el cuerpo de thelma tixou
que brillaba en el almanaque
de aquella noche de aquel invierno
de esos años.
thelma estaba espléndida en esas soledades
tenía un vestido rojo
que ardía ante mi boca
cuando las luces
la encendían como llama en pleno vuelo.
yo ya sé lo que es la sangre
cuando arde como aceite en la penumbra.
el cuerpo de ella era un planeta
girando en el abismo
y yo su único habitante/
me ataca como una sed cada vez que me acuerdo de esa diosa.
el amor es como apretar una foto de thelma tixou
en la garganta de la noche/
o el amor es otra cosa
animal que se espanta
que vuela lejos
y uno
no ha tenido el gusto.
vapuleo
como juega el gato maula
con el mísero ratón
estos huesos
están más cachuzos que calesita viajera
más destartalados dolor
que cama de conventillo
pero bueno con ellos canto
muevo mi carne muevo manos
me mastico el alimento.
con estos huesos
vine apararme delante de vos
así todo arropado tapándome las costillas
para quererte
y no para que vos me arrojes al suelo bailando
porque yo no soy un trompo / sabés?
para que me andes girando
la rótula el peroné
ni chicle para que vos me masques
el codo la clavícula no /
sólo soy estos huesos
que ahora vos dejás sin corazón
llorando fríos
estos huesos largos lamiendo la inútil
trepando muslos
estos huesos que ahora me bailan
me chillan dolor
girando como una calesita viajera
de pueblo en pueblo
de calle en calle
estos pómulos helados
agujeros del frontal que arrojan llantos
como quien tira agua / carnaval
de su azotea
sólo estos huesos soy
y vos seguís empujando
girándome de a ratos divertida
como un trompo
como esas matas de espinillo
que arrastra el viento en la avenida
i love you luisa
la luisa que yo conozco
no es ni por asomo
la luisa que ella dice
que fue bella que bailaba
la luisa lisa y llanamente
este montón de huesos que apenas anda/
la loca esa que anda enaguas
vendiendo lotería en la puerta del mercado
la luisa que ella dice
que ella nombra con babas en el labio
es la pura memoria que le baila en la cabeza
sólo su memoria detenida
en los tiempos de frondizi
y aquel auge del petróleo
la memo luisa mareada de manos
la más hembra del maracaibo
bailando can can en los piringundines
con dólares en el corpiño
cuando la saipen oil y el plan con.in.tes
la más cara enredada de giles
bañada de whisky en cada orgasmo
- i love you luisa / arañando en un bolero/
la sola memoria del sexo fermentado en cocaína
- i love you luisa and patagonian
- i love baby aun cuando las huelgas
nada queda de aquel auge de esos días
sino la memoria fornicada
que puso a estos huesos de patitas en la calle
donde el tiempo pasa y nada queda de la saipen
de la standard oil que arrojó
las máquinas al mar por no dejarlas/
nada queda sólo la luisa
con las enaguas al viento
los labios rojos silbando frank sinatra
- che vos / comprame lotería
por san cayetano pibe / comprame lotería
la leyenda del remero tuerto
érase una vez a orillas de un río
la dicha y la desdicha
de un tal remero tuerto
cuyo sustento era cruzar
personas de un lado a otro
con su chalupa verde musgo
sobre las aguas de tal río.
a veces por agujero
de su ojo se escapaba
todo ese cansancio de la tarde,
otras veces un silencio
se le caía como piedra
sobre el agua
destruyendo el espejo de su cara.
pero en su otro, el ojo bueno,
había luz y en él la vida
se posaba seriamente/
el ojo atento preveía
las crecientes la lluvia
la gran noche sobre el cielo.
que este remero cierto día
tuvo un solo pasajero
que para males era ciego
- quiero dir del otro lado
señor remero tuerto
- son veinte pesos
si no trae mucho peso,
señor pasajero ciego.
y así tuerto y ciego
emprendieron su viaje sin demora
- que está bueno el día
- que voy a casa de un mío hermano
que siembra porotos y discordias
que estando en la mitad de ese río
se le zafa el remo a tal remero
con tanta mala suerte
que le pega tan justito
en su otro, el ojo bueno,
arrancándolo de cuajo como yuyo
que cortan los machetes
y en pegando un grito de dolor dice
- hasta aquí llegamos compañero
- muy bien- dice el ciego
bajándose del bote
en el medio de ese río
vaciando su ceguera en la corriente.
en tanto que el remero
boya sin sentido
preso de esas aguas
sin nada de ojo bueno para
adivinar la luz o la penumbra
solo
como un ojo de agua
girando a la deriva.
lisboa
nunca estuve en lisboa
siempre acá,
metido en este cuerpo,
atado al páramo o abrazado
al mar y sus acantilados
siempre los mismos ojos
con cuchillos naranjas en la tarde,
siempre acá
nunca caminé por las calles de lisboa
siempre pampa seca
y autos abandonados al borde de la ruta
ahora mismo me invade la imagen de un colectivo
detenido para siempre
oxidándose con yuyos en su cuerpo,
un bedford verde agua
con teros lejanos en su lomo
nunca puedo abrir esa cortina
que envuelve la existencia
esa cortina agitada por el viento
que anda como gasa
cayéndose sobre mi cuerpo
siempre acá,
entregado como un perro a este paisaje
oliendo matas, salpicado de escarcha
para siempre
lisboa crece por mi boca en esta noche
mientras orino abrazado al álamo de casa
mientras pasan autos en la ruta
mientras llueve y crece el perfume de la tierra
mientras nada se parece a lisboa
y sólo un gato
camina en los paredones de la calle
lisboa qué lugar extraño
navegando en mis entrañas
lisboa tantas cosas
tantas noches navegando
al sur de toda mi existencia
los dos zapatos en el aire
una mía amiga dice
que es difícil ser poeta
que es un peligro andar
mostrando las costillas por la calle
o en un libro
yo le digo que no que no es difícil
más jodido es ser acróbata
o albañil en las alturas
no es difícil escribir
lo difícil es no caerse para arriba
o para abajo
que eso fue lo que le pasó al finado justo cárdenas
por ejemplo el llegar en pedo a la obra
y se ponía a revocar con un pie afuera del andamio
hacía equilibrio
y un día se ve que se olvidó
y apoyo los dos zapatos en el aire
el resto ya se sabe
justo esta enterrado a dos metros bajo tierra
y sus hijas dicen que justo esta en el cielo
no es difícil ser poeta
(yo escribo palabras al borde del andamio)
hablar con las plantitas
me puse a barrer de noche la casa
a empujar la tierra hacia la tierra
no se barre de noche /me dijo/
atrae las brujas les da aliento
para que vuelen
pensé en el viento que hace volar las nubes
pensé en mi primer mujer como una nube
como un río de agua por el cielo
pensé en algún machitún
un secreto de magia que hiciera llover
a mi mujer sobre la casa
amo su cuerpo desatándose como una tormenta
debajo de mi.
salí a la puerta para verla
me quedé un rato
con los ojos crucificados en la noche
el viento sólo trae hojas muertas en su baile
entré a la casa
mucho frío para estar hueveando afuera
y encima solo
planta / le dije /
esta mujer que ahora me falta
me va como piedrazo contra el hueso
a veces hay que hablar con las plantitas
el ciclista
cuántas veces corro y no te puedo alcanzar…
Divididos
la ruta extiende su cuerpo
debajo de la noche
brillan sus bordes con hielo
autos pasan veloces dejando miedo
en el pecho del ciclista
camiones pasan como tropa de caballos
pisoteando el silencio de la pampa
pasan con sus luces de cabaret en fuga
inmensas moles cubiertas con lonas naranjas
a veces verdes
pasan con un golpe de viento en las espaldas
los camiones llevan su carga sobre el lomo
y luego la vomitan en ciudades
en mercados donde gentes se amontonan
delante de la góndola
los camiones en manada llevan los fetiches
de esas catedrales
el ciclista sigue solo y asustado
pedaleando al borde de la ruta
la luna tiene un círculo de agua
a lo lejos se ve la ciudad flotante
es decir se ven sus luces
se ve una atmósfera iluminada
se ve el aura de su cuerpo
flotando en el medio del camino
el viento azota los ojos del ciclista
y la ciudad se desdibuja
estalla en fragmentos
luces partidas
restos de luz le golpean en la cara
las ciudades flotantes son llevadas por el viento
vale decir conjuntos urbanos
son llevados y traídos por el viento/
son las ciudades intangibles que se acercan
y se alejan
el ciclista se ha detenido
a un costado del camino
está jadeante y tumba el cuerpo
sobre el campo
ahora sólo se oye el girar de una rueda
de la bici que yace de costado
es grato el sonido del piñón
en el centro del silencio
los rayos de la rueda atrapan en su giro
un breve huracán de luz
un espejo giratorio
devorándose fragmentos de la luna
el ciclista comprende que ese espejo es un instante
de ese otro espejo rodeado por el círculo de agua
con los ojos cerrados
escucha pasar camiones en la ruta
las ciudades flotantes quedan lejos todavía
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